domingo, 14 de septiembre de 2008

La Ertzaintza aplica mano dura frente a los proetarras

La Ertzaintza se empleó ayer a fondo en San Sebastián para impedir que se celebrara una manifestación prohibida a favor de los presos de ETA. Por segundo año consecutivo, los agentes disolvieron sin contemplaciones a un numeroso grupo de proetarras. Durante aproximadamente una hora, el Boulevard donostiarra fue el escenario de violentos enfrentamientos entre radicales y la Ertzaintza que acabaron con la detención de cinco personas y varios heridos. Un agente de la Policía Nacional tuvo que hacer uso de su arma reglamentaria.

La convocatoria de los movimientos a favor de la amnistía no contaba con la autorización del Gobierno vasco para evitar que se repitieran los graves disturbios registrados un año antes. En esta ocasión, cerca de un centenar de policías antidisturbios, una veintena de furgonetas y un helicóptero de la policía vasca se habían desplegado por la zona conflictiva.
En San Sebastián se celebraba la tradicional regata de traineras de La Concha. Aprovechando la multitud que se congregaba en el Boulevard y en la Parte Vieja, los manifestantes trataron de celebrar la marcha a las 13.45, abriéndose paso en dirección contraria a la prevista y por la zona que la Ertzaintza tenía más desguarnecida. Cientos de radicales comenzaron a gritar en contra del PNV y de la policía vasca mientras levantaban carteles con fotos de terroristas. Un fuerte cordón policial les cerró el paso a los pocos metros de iniciarse la protesta, lo que dio pie a los enfrentamientos.

Ante la firmeza policial, muchos de los alborotadores se replegaron hacia la Parte Vieja. Desde este lugar, jóvenes con las caras cubiertas atacaron a los ertzainas con piedras, botellas y sillas, lo que obligó a cargar contra ellos con material antidisturbios.

Un agente de la Policía Nacional que se encontraba de paisano tuvo que efectuar varios disparos al aire para poder huir, cuando un grupo de radicales lo agredió tras reconocerlo.
Durante los altercados, cinco personas fueron detenidas por causar desórdenes públicos y una sexta fue acusada de insultar a la policía. Un joven tuvo que ser atendido tras recibir el impacto de una pelota de goma; otra persona se dirigió hasta una ambulancia con el oído ensangrentado. Hacia las cuatro, el centro de la ciudad recuperó la normalidad.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Noche de sangre y fuego en Roquetas

El asesinato de un senegalés a manos de un hombre de etnia gitana, al parecer por un ajuste de cuentas a causa de la droga, fue la chispa que encendió en la noche del sábado el polvorín en el que desde hace tiempo se había convertido la barriada de las 200 viviendas. Según explicaron varios vecinos, la convivencia entre subsaharianos y gitanos se había hecho muy tensa y todo ello, además, repercutía en el clima social del barrio. Además del crimen, las consecuencias de los graves enfrentamiento fueron tres agentes heridos, el incendio de dos edificios —uno de ellos, en el que residía el presunto autor de la muerte, que está en paradero desconocido—, dos autobombas de los bomberos destrozados, daños en siete vehículos oficiales y en mobiliario urbano. Hasta bien entrada la madrugada, las fuerzas del orden no pudieron hacerse con el control.


Ni la hora exacta del crimen, ni sus causas, estaban ayer totalmente aclaradas. En cuanto a la primera, algunas fuentes situán la muerte a las diez menos cuarto de la noche, mientras que otras la retrasan hasta las once y cuarto, que es cuando se recibió la primera llamada al 112 informando de lo sucedido. En cuanto a los móviles, la Subdelegación del Gobierno se inclina por un ajuste de cuentas, aunque la familia de la víctima, O.K., residente desde hace tres años en España, casado y con dos hijos y empleado del campo, afirma que el ataque se produjo cuando intentaba mediar entre una discusión entre dos personas. Sea como fuere, lo cierto es que el hombre recibió una puñalada mortal en el pecho. A las dos de la mañana el cadáver fue llevado al Instituto de Medicina Legal de la localidad.
Ambiente muy tenso
Nada más conocerse lo ocurrido, el ambiente se hizo ya muy tenso, pero fue tras el levantamiento del cadáver cuando estallaron los incidentes. En la zona se congregó un grupo de subsaharianos que quiso tomarse la justicia por su mano e ir en busca del sospechoso.


Para asegurarse de que nadie los detendría, comenzaron a montar barricadas en las calles de acceso a la barriada, a quemar contenedores y a apedrear a los agentes de la Policía Local y de la Guardia Civil que acudieron a la zona alertados por los vecinos. Les fue imposible actuar por la furia desatada contra ellos. En un primer momento ni siquiera dejaron actuar a los hombres del Cuerpo de Bomberos, que no pudieron bajar de los vehículos al ser víctimas de una emboscada durante la cual les arrojaron todo tipo de objetos. Dos autobombas quedaron seriamente dañadas.
El principal objetivo de la revuelta era el sospechoso de la muerte y los subsaharianos se dirigieron a su casa, en el número 8 de la calle Gerardo Diego. Al no encontrarlo, prendieron fuego al inmueble —los vecinos aseguran que es un punto habitual de venta de drogas—, lo mismo que hicieron poco después con otro edificio en el que al parecer reside un familiar del individuo buscado.
La batalla campal era tal que sobre las tres y media de la madrugada se desplazaron a la zona decenas de agentes de la Unidad de Seguridad Ciudadana del Instituto Armado con material antidisturbios, apoyados por un helicóptero del Cuerpo. A pesar del despliegue policial, aún fueron necesarias dos horas más, hasta las cinco de la madrugada, para poder poner fin a la revuelta.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Decenas de presos de ETA firman una carta contra la lucha armada

Decenas de presos de ETA están firmando una carta de adhesión al manifiesto que en agosto de 2005 firmaron los ex jefes de ETA Pakito y Makario, en contra de la lucha armada, según informó ayer la cadena SER. En este manifiesto los ex jefes de ETA contaban que «la estrategia político militar de ETA ha sido superada por la represión del enemigo».

La iniciativa parte de la cárcel de Córdoba donde actualmente están Rosario Pikabea y Urrusolo Sistiaga, dos ex responsables de la banda. Esta nueva iniciativa se une a la que el pasado febrero se promovió desde la cárcel de Logroño. En aquella ocasión, los promotores fueron el ex responsable del aparato político de ETA José Luis Álvarez Santacristina, «Txelis», y el ex dirigente del aparato militar de la banda armada Kepa Picabea. El ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, aseguró que el aumento de la disidencia interna en ETA y en su colectivo de presos es reflejo del aislamiento político y social que viven la banda terrorista y su entorno en los últimos años. Para Rubalcaba, la carta de los presos etarras «no será la última». El Ministro se mostró convencido de la existencia de «muchos más» disidentes que callan por miedo.